TESIMONIOS CONTRA EL ABORTO
El heroísmo de la Misericordia en el Hospital Parroquial: dar la vida para un hijo
En Italia en 1962, una doctora pediatra, Gianna Beretta Molla, católica comprometida, a los 39 años de edad sacrificó su vida para que su hija naciera sana, renunciando a operarse de un fibroma uterino. Hoy Gianna ha sido proclamada SANTA, y su hija es un médico geriatra de 54 años que agradece a la mamá de su heroísmo hasta la muerte y vive intensamente haciendo el bien como lo hacía su mamá.
En el Hospital Parroquial de San Bernardo hemos tenido en este mes de marzo 2016 la misma caridad heroica. Una enfermera, Nataly Barra, que trabajó en el servicio de medicina del Parroquial hasta el año pasado, católica y con devoción mariana, se empapó de este clima de respeto a la vida y a la dignidad de la persona que se vive en el hospital católico de Chile. A los 30 años se quedó embarazada, un embarazo que deseó mucho; a los 3 meses de embarazo le diagnosticaron un cáncer al páncreas muy agresivo. A pesar del consejo médico de empezar de inmediato la quimio, ella decidió de postergar su terapia para esperar el nacimiento seguro de su hija, Florencia. Cada día de dolor decía “es un día más de vida para mi hija”. Nació Florencia y Nataly hizo en tiempo a hacer un sólo ciclo de quimio, dos meses y medio después murió; fue el 3 de marzo de este año 2016. Nació una hija a la tierra y Nataly nació al cielo, como dice la Palabra: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15,13); se trata de un martirio de caridad, junto a todos los que por ser testigos de la caridad (por ejemplo, asistiendo a los contagiosos) dieron su vida.
Otro heroísmo, siempre de una funcionaria del Parroquial, Anamaría Santibañez, auxiliaría de maternidad, a la cual, embarazada, el médico ecografista le diagnosticó malformaciones del feto y la invitó a abortar esta vida de sufrimientos para ambos. Y Ella, aun con dolor, ha elegido por la vida y no por la muerte de su hijo. El 13 de marzo de este año 2016 ha nacido Pedropablo perfectamente sano. Su elección por la vida ha sido premiada.
La misericordia heroica de Nataly y Anamaría en este momento en que se está votando la ley sobre el aborto nos invita a celebrar aun más esta expresión del amor de Dios en el año de la Misericordia, y también a hacer experiencias y ser testigos de la Misericordia afectiva y efectiva in modos evidentes como hicieron Nataly y Anamaría, dos martirios: uno rojo y el otro blanco, ambos voluntarios, por puro amor, como Jesús sobre la cruz, dignos de admiración humana y gloria espiritual.
En Chile puede existir una ley que apruebe el aborto, así dicho terapéutico y por malformación del feto; Nataly con su sacrificio de la vida y Anamaría con su sacrificio de afrontar una maternidad difícil, nos testimonian que existe otra forma de ver la realidad del HIJO, verlo como una persona con un valor infinito, más grande de la propia vida o bienestar. No podemos no inclinarnos conmovido frente a un Amor que ha sido más fuerte que la muerte propia y hoy vive de la Gloria de Dios, la última palabra.